sábado, 19 de febrero de 2011

Epicurus's Street


Yo me limitaba a reir, no sabía si era por lo que él decía o simplemente porque cada vez estaba mucho más nerviosa. La lluvía caía sobre nuestras cabezas mientras las farolas iluminaban nuestro camino por Epicurus's Street, una calle que solía ser poco transitada y que tenía un encanto ese día, pocas veces en mi vida me había sentido tan bien caminando por la calle.


Seguimos calle abajo, en silencio, para escuchar mejor el sonido de la lluvia en los árboles que cada vez caía con más intensidad.


- ¿Te parece bien si nos sentamos un poco en ése portal? - me preguntó - Está empezando a llover más fuerte.


Asentí con la cabeza, y me fijé en su rostro. Algunas gotas traviesas se deslizaban por su rostro y se paraban al llegar a su barba, mientras otras se habían dedicado a mojar un poco su cabello.


Nos sentamos en el portal, y le miré fijamente. La tenue luz de la farola que teníamos en frente le resaltaba su belleza. Pocas veces me había fijado en él, pero la verdad es quea cada minuto que lo observaba más bello me parecía. Esa noche tenía un encanto especial al cual mis ojos no se podían resistir.


Él se giró y se quedó mirandome. Sus ojos verdes se clavaban en los míos, buscando más allá del exterior, intentando cobijarse en mis pensamientos.

-Admito que estás hermosa bajo esta luz - me dijo - Y veo que al igual que yo, tu cabello ha terminado un poco empapado.


Sé que sonará raro, pero no me había percatado de que mi cabello, al igual que el suyo, estaba un poco mojado. Me tenía perdida en él.


Se deslizó hasta quedarse a mi lado, acercando su rostro al mío.

-He de reconocer que me encantas Maryam, me tienes loco desde que te conocí en el primer curso de la universidad.

Se fue acercando lentamente, y acarició con sus dedos mi mejilla.

-Nunca antes una mujer había provocado en mí tal deseo de conocerla y de querer ver volar las horas con ella...


Continuó acercándose, hasta dejar milimetros de separación entre nuestros labios, podía notar cómo se aceleraba su respiración, al igual que la mía.

-Dios, me vuelves loco Maryam...


Y nos besamos. Besos húmedos y apasionados bajo una noche de lluvia que jamás olvidaría. No olvidaré cómo me cautivaba mientras la lluvia caía contra el suelo. No olvidaré cómo me miraba con deseo, cómo acariciaba con sus manos mi larga melena pelirroja.

-Tony, prómete que esto no será el final, pues llevo necesitando esto al igual que tú. Desde aquel comienzo de curso...



Me levantó y me cogió de la mano. Y bajo la luz de las farolas, continuamos paseando por esa calle...

2 comentarios:

  1. Ex abundantía cordís os loquítur........

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  2. Siento decirlo, pero no puedo evitar pensar en tu afición por los coños pelirrojos XDDD
    Un relato sexy y bonito a la vez.

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