lunes, 26 de diciembre de 2011

SongFic Remus/Sirius - Si Amaneciera



[Noche anterior a la batalla del Ministerio]

Sirius se encontraba decaído, sentado en el borde de la cama, con la mirada fija en el fuego que ardía de una forma inusual en la chimenea de su habitación del número doce de Grimmauld Place. Tenía un mal presagio de lo que podía suceder en el Ministerio y por una vez sentía verdadero terror, terror a perderlo todo.

Remus entró en la habitación y también se impregnó de esa tristeza, se acercó con paso lúgubre a Sirius, se sentó junto a él y le acarició el cabello de una forma dulce, de la forma más dulce que pudo.

- Remus - dijo Sirius con tono apagado -  ¿que ocurrirá mañana? Tengo verdadero miedo, algo que jamás he sentido... cómo si fuésemos a perder lo que queremos...  Una lágrima resbaló por la cara de Sirius y este se apoyó en el pecho de Remus.

- Sirius, no ocurrirá nada malo... verás cómo todo saldrá bien... no te preocupes...

Ambos se acostaron y Remus abrazó a Sirius con todo el cariño. Él también sentía ese dolor a perderlo a todo que envolvía a un Sirius diferente al Sirius que el conocía.

- Remus... ¿qué pasará si... ? No quiero perderte...

Un silencio se apoderó de la habitación y de sus ojos brotaban lágrimas.

- Sirius... escúchame

(Si amaneciera - Saratoga)

Ahora que mi voz se ha convertido
en apenas un suspiro
debo descansar.
Hoy que en la mitad de mi camino
la evidencia me ha vencido
y me ha hecho llorar.

Sé que el tiempo curará
aunque nada siga igual;
no me quiero resignar,
la olvidaré.

Yo que hasta el momento ignoraba
en el punto en que se hayaba
esa enfermedad
siento que la vida es como un hilo
que se corta de improviso,
sin avisar.

Y en la oscura habitación
necesito oir tu voz.
Ahora duermes junto a mi,
esperaré.

Si amaneciera sin tí
yo no sé que sería de mí.
Hoy la muerte me ha mostrado
ya sus cartas
y no entiendo la jugada
trato de salir,
no quiero admitir
mi soledad.

Duermo apenas cinco o seis minutos
suficientes para undirme en la tempestad.
Los demonios que hay bajo la cama
esta noche no se cayan;
no me dejarán.

El reloj marca las seis,
lo más duro es el final,
y la luz se posará
en el cristal.

Juro, aveces pienso en otra cosa,
mi cerebro reacciona;
no me deja en paz.
Y de nuevo vuelve a sacudirme
ese frio incontenible
que es la realidad.

El primer rayo de sol
me ilumina el corazón;
te distingo junto a mi,
mi salvación.

Si amaneciera sin tí
yo no sé que sería de mí.
Hoy la muerte me ha mostrado
ya sus cartas
y no entiendo la jugada
trato de salir,
no quiero admitir
mi soledad.

Y en la oscura habitación
necesito oir tu voz.
Ahora duermes junto a mi,
esperaré.

El primer rayo de sol
me ilumina el corazón;
te distingo junto a mi,
mi salvación.
Si amaneciera sin tí
yo no sé que sería de mí.

Hoy la muerte me ha mostrado
ya sus cartas
y no entiendo la jugada
trato de salir,
no quiero admitir...

Si amaneciera sin tí
yo no sé que sería de mí.
Hoy la muerte me ha mostrado
ya sus cartas
y no entiendo la jugada
trato de salir,
no quiero admitir
mi soledad.

Cuando Remus terminó de cantar la canción, Sirius dormía como un niño a su lado. Le besó en los labios y cerró los ojos, inquieto por saber que les ocurriría allí.

(Orden del fénix capítulo 35 "Detrás del velo" página 829 - 830)

-¡Vamos, tú sabes hacerlo mejor! - Le gritó Sirius, y su voz resonó por la enorme y tenebrosa habitación.
El segundo haz le acertó en todo el pecho.
Él no había dejado de reír del todo, pero abrió mucho los ojos, sorprendido.
Harry soltó a Neville, aunque sin darse cuenta de que lo hacía. Volvió a bajar por las gradas y sacó su varita al tiempo que Dumbledore también  se volvía hacia la tarima.
Dio la impresión de que Sirius tardaba una eternidad en caer: su cuerpo se curvó describiendo un majestuoso círculo, y en su caída hacia atrás atravesó el raído velo que colgaba del arco.
Harry vio la expresión de miedo y sorpresa del consumido rostro de su padrino, antes apuesto, mientras caía por el viejo arco y desaparecía detrás del velo, que se agitó un momento como si lo hubiera golpeado una fuerte ráfaga de viento y luego quedó como al principio.
Entonces Harry oyó el grito de triunfo de Bellatrix Lestrange, pero comprendió que no significaba nada: Sirius sólo había caído a través del arco y aparecería al otro lado en cuestión de segundos...
Sin embargo, Sirius no apareció.
-¡SIRIUS! -gritó Harry-. ¡SIRIUS!
Harry había llegado al fondo del foso respirando entrecortadamente. Sirius debía estar tras el velo; Harry iría y lo ayudaría a levantarse...
Pero cuando llegó al suelo y corrió hacia la tarima, Lupin lo rodeó con los brazos y lo retuvo.
-No puedes hacer nada, Harry...
-¡Vamos a buscarlo, tenemos que ayudarlo, sólo ha caído al otro lado del arco!
-Es demasiado tarde, Harry.
-No, todavía podemos alcanazarlo...- Harry luchó con todas sus fuerzas, pero Lupin no lo soltaba.
-No puedes hacer nada, Harry, nada. Se ha ido. 



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Esa noche fue interminable para Remus,  paseaba silenciosamente por la habitación donde hacía escasamente un día estaba con él, y ahora estaba solo. Él solo.

Miró su reflejo en el cristal de la ventana, y allí estaba. Sirius estaba detrás con una mano puesta en el hombro de Remus, y tan rápido como se mostró se esfumó. Se deslizaron por la cara las lágrimas procedentes de su corazón roto, y fue entonces cuando cantó en voz baja:

Si amaneciera sin tí
yo no sé que sería de mí.
Hoy la muerte me ha mostrado
ya sus cartas
y no entiendo la jugada
trato de salir,
no quiero admitir
mi soledad.

Acababa de quedarse solo, y debía empezar a admitir que él ya no le volvería a abrazar nunca más.

2 comentarios:

  1. Me encanta la canción, y me encanta el pairing. Me alegra ver que has vuelto ^^

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  2. La verdad es que fue al pelo para la historia :P en cierta forma XD, no sé si pasarme al LJ o quedarme aquí, aunque la verdad, por fin he vuelto a sentir ansias de escribir ^^

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